martes, 13 de diciembre de 2022

Mejora tu nutrición




 Cuando decidimos comenzar una alimentación sana o seguir una estricta y disciplinada dieta para mejorar nuestra salud, nos cuesta mucho porque nos despojamos de muchos alimentos que nos gustan mucho y ese cambio que hacemos de no comer alimentos azucarados a pasar a comer alimentos bajos en azúcar o hasta a veces sin azúcar es una prueba muy difícil a la cual nos enfrentamos.


Nuestro cuerpo necesita determinadas cantidades de nutrientes, que deben constituir parte de la dieta de forma proporcionada: hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales, etc.



10 Consejos nutricionales para mejorar tu salud 

1. Convierte las verduras y frutas en protagonistas de todos tus platos






Si te viene a la mente un aburrido menú en el que predomina el color verde, ¡destierra esta imagen! Cada fruta o verdura tiene cualidades diferentes e incluye distintos nutrientes y antioxidantes. Los colores de las frutas y verduras —que provienen de las clorofilas, los carotenos y carotenoides, las flavonas y antocianinas— son indicadores de sus distintas propiedades y de sus antioxidantes. Así que ya sabes, ¡convierte tus platos en un festival de color! A continuación te explicamos las propiedades de cada tonalidad de frutas y verduras:

  • Blanco: Estas verduras contienen potasio y antioxidantes, lo que les proporciona propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y protectoras del sistema circulatorio. Los encontrarás en hortalizas como el nabo, el puerro, el ajo y la cebolla.
  • Amarillo y naranja: el color se debe a la presencia de carotenos y carotenoides, que se caracterizan por tener un potente efecto antioxidante. Se relacionan con la mejora de la memoria, y además, refuerzan las defensas del organismo, contribuyen a la salud de la vista, de la piel y de las mucosas. Te beneficiarás de ellos comiendo alimentos como la zanahoria, la calabaza o el mango, entre otros.
  • Rojos y morados: el color de estos alimentos es consecuencia de las antocianinas o de resveratrol, unas sustancias con poder antioxidante y asociadas a un efecto anticancerígeno, a la protección cardiovascular y a la mejora de la memoria. Los podemos encontrar en las fresas, granadas, frambuesas, moras, uvas negras o arándanos.
  • Verde: las verduras de este color son ricas en vitamina B9, C, en minerales y en clorofila. Tienen función antioxidante y antiinflamatoria. Aprovecha estas cualidades comiendo espinaca, acelga, guisantes, aguacate, rúcula o canónigos.

2. Limita la carne roja en tu dieta






Si la verdura tiene que ser la protagonista indiscutible de tus platos, la carne roja solo debe hacer apariciones muy ocasionales. Como sabrás, su fama no es muy buena, puesto que se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Las recomendaciones sobre su ingesta máxima se revisan periódicamente, en función de la información científica disponible. Sin embargo, no se trata de eliminar totalmente este tipo de carne. Puedes consumir hamburguesa o chuletón eventualmente, pero es conveniente sustituirla en tu dieta diaria por pollo, pavo, o pescado. 

3. La fruta, mejor entera o en smoothies






Cuando comemos la fruta entera, aportamos a nuestro organismo tanto vitaminas como fibra. En cambio, esta última se pierde si tomamos solo el jugo, por ejemplo exprimiendo las naranjas o usando una licuadora. En caso de que te dé pereza o no te apetezca comer fruta entera al levantarte, una magnífica opción son los smoothies o batidos de fruta y verdura, para muchas personas resultan más apetecibles por la mañana. ¡Lo cierto es que están deliciosos! Lo mejor de todo es que, con ellos, estarás ingiriendo una gran cantidad de nutrientes, algo fundamental para comenzar del día de la mejor manera.

Ya comas la fruta entera o en smoothies –cualquiera de las dos es una buena opción- te recomendamos que la peles antes o, si no, que la compres de cultivo ecológico, pues hoy en día es frecuente la presencia de pesticidas tanto en frutas como en verduras.

También te animamos a que pruebes a añadir a tus smoothies alimentos tan beneficiosos como el jengibre o la cúrcuma. Incorporarlos a la dieta mediterránea es complicado, sin embargo, son el complemento ideal de tus batidos. Anota esta receta: frutos rojos, piña, pepino, espinacas, hierbabuena, jengibre y cúrcuma. ¡Si lo pruebas te encantará! Como ves, este consejo nutricional puede ser delicioso.


4. Reduce poco a poco el azúcar de tu dieta






Hoy en día muchos alimentos contienen grandes cantidades de azúcar añadida. Por este motivo, nuestro paladar se ha acostumbrado al sabor dulce y cada vez lo demanda más. Sin embargo, si lo vamos reduciendo progresivamente, conseguiremos que no lo eche en falta. Y, de este modo, estaremos haciendo un favor a nuestra salud, pues el consumo de azúcar está relacionado con diferentes patologías:

  • Picos de azúcar en sangre, que suponen un esfuerzo extra para el páncreas y aumentan el riesgo de diabetes a largo plazo
  • Alteración de la microbiota o flora intestinal, hoy en día sabemos que una microbiota saludable es clave para nuestras defensas y nuestra salud en general
  • Algunos estudios indican que podría haber un vínculo entre el consumo de azúcar y el riesgo de padecer Alzheimer 

Así que ya sabes, reduce a la mitad ese azucarillo que le pones al café o, aún mejor, elimínalo de todo.  En lo que se refiere al azúcar, en general, cuanta menos, mejor. En caso de que te cueste mucho renunciar al sabor dulce, puedes usar stevia, un edulcorante de origen natural sin calorías que puede ayudarte a disfrutar de los alimentos sin los efectos nocivos del azúcar. 

5. Elige integral






Hoy en día contamos con una gran variedad de alimentos fabricados con harina integral, desde la pasta, hasta la masa de pizza o el pan. Además de contener fibra, es más beneficiosa que la harina refinada por varios motivos:

  • La harina integral reduce la absorción de los hidratos y de las grasas, disminuyendo así el aumento brusco de azúcar en sangre que causan los alimentos con harina refinada.
  • Sirve de alimento a las bacterias buenas que tenemos en nuestra microbiota intestinal, favoreciendo su crecimiento y mejorando nuestras defensas, nuestro tránsito intestinal y reduciendo el riesgo de cáncer colorrectal.

¡Importante! Te advertimos de que no todos los alimentos en cuyo envase consta la condición de “integral” lo son. Por eso, lo mejor es que consultes a tus aliadas, las etiquetas. Ellas te informarán de si es completamente integral o si es un alimento con harina refinada al que le han añadido cereales.

Por ejemplo, hasta hace muy poco el pan “integral” podía estar fabricado con harina refinada, siempre y cuando se le añadieran posteriormente cereales como salvado. Sin embargo ahora la legislación ha cambiado y es más estricta en este sentido. Desde el pasado 1 de julio, para que un pan sea considerado integral, tiene que estar elaborado al 100% con harina de este tipo.

En general, te recomendamos que siempre que estés antes un alimento integral, consultes su etiqueta. Además de comprobar que realmente lo es, podrás detectar si contiene conservantes y así evitarlos.

Por último, favorecer una dieta variada es positivo, por eso te recomendamos que incorpores harinas diversas ¡Hay vida más allá del trigo!  ¿Has probado la harina de trigo sarraceno, la de espelta o la de legumbres? 

6. Alimenta tu microbiota






Nuestro sexto consejo nutricional, tiene que ver con la microbiota intestinal. ¿Sabes que algunos alimentos sirven también para nutrirla y favorecer el crecimiento de las bacterias beneficiosas? Probablemente habrás escuchado alguna vez que las patatas, las batatas o el arroz es mejor consumirlos fríos. Esto se fundamenta en que estos alimentos, tras enfriarse después de haber sido cocinados, generan una sustancia denominada almidón tipo III, clave para la microbiota muconutritiva, que produce una sustancia que protege nuestro colon. Podemos volver a calentar estos alimentos antes de ingerirlos, pero de manera suave.

Existen otros dos grandes amigos de la microbiota:

  • La kombucha: bebida de té fermentada alta en probióticos y disponible en muchos sabores
  • El kéfir: un producto similar al yogur.

Es muy importante cuidar nuestra microbiota, ya que cada vez hay más evidencias de la relación que tiene con las defensas, la respuesta a medicamentos, las alergias e incluso con el estado de ánimo. 

7. Come frutos secos






Es muy importante consumirlos, aunque en su justa medida. Los frutos secos aportan antioxidantes, minerales, vitaminas y son cruciales para una dieta sana. Las nueces son especialmente importantes para la salud cardiovascular, pero debemos limitarnos a las cantidades diarias necesarias para no excedernos en el aporte calórico, ¡un puñado al día es suficiente!

8. ¡Abusa de la fruta! 






En este caso, no hay ninguna restricción. La fruta es muy beneficiosa porque aporta vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y otros múltiples beneficios para el organismo. Cada una tiene unas propiedades distintas, por ejemplo, los frutos rojos tienen un gran poder antioxidante y un alto contenido en flavonoides. Son tan beneficiosos que deberían comerse diariamente.

Un truco para comer más fruta, es acostumbrarse a elegirla sobre cualquier alimento procesado cuando se tienen ganas de picar algo. Te aconsejamos que, preferiblemente, consumas fruta de temporada

9. Evita los alimentos procesados y los aditivos






Este es uno de los consejos nutricionales más importantes. El ultraprocesado de algunos alimentos hace de ellos una opción poco saludable, repleta de conservantes, colorantes y de todo tipo de aditivos. Por tanto, evítalos a toda costa.

Hoy en día existen aplicaciones como Yuka, que sirven para escanear el código de un alimento y ver si está muy procesado, así como para indicar el contenido de aditivos que pueden ser potencialmente nocivos. 

10. Come legumbres todas las semanas






Son muy muy sanas y pueden consumirse de mil maneras. ¿Quieres algunas ideas? Pruébalas en ensaladas, en forma de humus, o como el tradicional plato de cuchara. Las legumbres contienen vitaminas del grupo B (tiamina, niacina, B6 y ácido fólico), y minerales como calcio, magnesio, potasio, zinc, fósforo y hierro. Además, son un alimento que contiene tanto hidratos de carbono como proteínas. Sí, ¡proteínas! que, además, son de origen vegetal y casi sin grasas.

Para completar estos 10 consejos nutricionales, también es importante que te hidrates y que realices actividad física. Por eso, ingiere una media de 2 litros de agua al día para limpiar tu organismo y practica ejercicio de manera regular. ¡Verás los beneficios!

Esperamos que estos consejos que te damos desde Veritas te hayan gustado y, sobre todo, que los pongas en práctica. Invertir algo de tiempo y esfuerzo en una alimentación saludable, es invertir en salud, tanto en la presente como en la futura. Cuidar de tu organismo te ayudará a encontrarte mejor, más fuerte y más sano.

¡Implanta en tu rutina estos consejos nutricionales y empieza a sentirte mejor desde ya!

La comida y la forma física


 La alimentación y el ejercicio son factores claves para mantener una buena salud. Ambos tienen una relación estrecha, ya que, al realizar ejercicio físico, gastamos energía y aumenta la demanda de nuestro cuerpo por nutrientes.

 Dicha demanda se puede cubrir a partir de las reservas almacenadas en nuestro cuerpo (como glucógeno en nuestros músculos o los depósitos de grasa) o también obteniendo los nutrientes a través de nuestra alimentación.

 

Si nuestra alimentación es adecuada obtenemos beneficios como:

·         Incremento de nuestro rendimiento físico

·         Favorecer la recuperación luego del ejercicio.

·         Obtener energía para realizar el ejercicio.

·         Desarrollo de masa muscular.

·         Prevención de enfermedades

Los principales nutrientes que necesita  nuestro cuerpo al realizar actividad física son:

Macronutrientes

Carbohidratos: Son la principal fuente de energía del cuerpo.

Proteínas: Sintetizan y reparan tejidos, colaboran con la recuperación y el crecimiento muscular.

Grasas: Fuente de energía y metabolismo de hormonas.




Micronutrientes

Calcio: Colabora con la adecuada contracción del músculo.

Hierro: Importante para el transporte de oxígeno.

Sodio: Equilibrio hídrico.

Potasio: Eliminación de toxinas y transporte de impulsos nerviosos.

Magnesio: Relajador corporal por excelencia.





El bienestar del cuerpo y la mente


Bienestar cuerpo-mente

¿Qué es la conexión del cuerpo con la mente?

La mente y el cuerpo son aliados poderosos. Su forma de pensar puede afectar la forma en que se siente. Y cómo se siente puede afectar su pensamiento.

Un ejemplo de esta conexión del cuerpo con la mente es cómo responde su cuerpo al estrés. La preocupación constante y el estrés sobre el empleo, las finanzas u otros problemas pueden causar músculos tensos, dolor, dolores de cabeza y problemas de estómago. También puede ocasionar presión arterial alta u otros graves problemas. nota 1nota 2

Por otra parte, el dolor constante o un problema de salud como una enfermedad cardíaca pueden afectar sus emociones. Usted podría deprimirse o estar ansioso y estresado, lo que podría afectar cómo trata, maneja o sobrelleva su enfermedad.

Pero su mente también puede tener un efecto positivo en su salud. Tener una perspectiva positiva de la vida le podría ayudar a manejar mejor el dolor o el estrés y mantenerse más sano que alguien que tiene menos esperanzas.




¿Cómo afectan sus pensamientos y sentimientos a su salud?

Su cerebro produce sustancias que pueden mejorar su salud. Estas sustancias incluyen las endorfinas, que son analgésicos naturales, y la gamma globulina, que refuerza su sistema inmunitario.

Las investigaciones muestran que lo que su cerebro produce depende en parte de sus pensamientos, sentimientos y expectativas. Si está enfermo pero tiene esperanza y una actitud positiva y cree que mejorará, su cerebro probablemente produzca sustancias químicas que incrementarán el poder de curación de su cuerpo. nota 3

Los pensamientos negativos y las emociones pueden impedir a su cerebro producir algunas de las sustancias químicas que ayudan al cuerpo a sanar. Pero esto no significa que debería culparse por enfermarse o por sentirse triste por un problema de salud. Algunas enfermedades están más allá de su control. Pero sus pensamientos y estado de ánimo son recursos que puede usar para mejorarse.



¿Cómo lo afecta el estrés?

La forma en que usted maneja el estrés tiene un efecto en su salud.

Cuando está estresado o ansioso, su cuerpo reacciona como si estuviera siendo atacado. El cuerpo libera hormonas que aceleran la frecuencia cardíaca y la respiración, aumentan la presión arterial y tensan los músculos. La reacción física se llama respuesta de lucha o huida.

Esta reacción de estrés está bien si tiene que evitar un accidente u otro peligro. Pero si se siente estresado constantemente, la respuesta natural de su cuerpo de lucha o huida dura demasiado tiempo y su presión arterial se puede mantener alta. Esto es malo para su corazón. El estrés también puede afectar sus emociones. Puede hacer que usted tenga altibajos en su estado de ánimo y se sienta tenso, disgustado o deprimido.

Pero cuando usted es capaz de relajar la mente y el cuerpo, el cuerpo deja de producir las hormonas que generan estrés. Se alivia la sensación de estrés, y usted regresa a un estado de calma, tanto físico como mental.


 

Suplementos para la salud


Una mirada a las vitaminas, los minerales, los productos botánicos y más

Ilustración de una mujer comprando suplementos dietéticos.

Al tomar ese frasco de vitamina C o píldoras de aceite de pescado, usted se preguntará si darán resultado y si son seguros. Para empezar, lo primero que debe preguntarse es si los necesita.

Más de la mitad de todos los estadounidenses toman uno o más suplementos dietéticos a diario o ocasiones. Los suplementos se encuentran disponibles sin receta médica y por lo general vienen en forma de pastillas, polvo o líquido. Los suplementos más comunes son las vitaminas, los minerales y los productos a base de hierbas, también conocidos como productos botánicos.

La gente toma estos suplementos para asegurarse de que obtienen suficientes nutrientes esenciales y para mantener o mejorar su salud. Sin embargo, no todo el mundo debe tomar suplementos.

"Es posible obtener todos los nutrientes que necesita al comer una variedad de alimentos saludables, en cuyo caso no hace falta tomar un suplemento", dice Carol Haggans, dietista registrada y consultora del NIH. "Pero, los suplementos pueden ser útiles para llenar los vacíos en la dieta".

Algunos suplementos pueden tener efectos secundarios, especialmente si se los toma antes de una cirugía o con otros medicamentos. También pueden causar problemas si usted padece ciertas affeciones de salud. Además, los efectos de muchos suplementos no se han probado en niños, mujeres embarazadas y otros grupos. Por lo tanto, si está pensando en tomar suplementos dietéticos, hable con su médico.

"Se recomienda que hable con su médico con respecto a qué suplementos está tomando, de manera que su atención sea integrada y bien manejada", aconseja el Dr. Craig Hopp, un experto en investigación botánica en el NIH.



 

Temas centrados en la pérdida de peso


Factores que afectan el peso y la salud

¿Qué factores afectan el peso y la salud?

Muchos factores pueden afectar el peso y ocasionar sobrepeso u obesidad. Algunos de estos factores pueden dificultar la pérdida de peso o hacer que sea difícil no recuperar el peso que se ha perdido.

Historia familiar y genes

El sobrepeso y la obesidad tienden a darse en familias, lo que sugiere que los genes pueden desempeñar un papel. La posibilidad de tener sobrepeso es mayor si uno o ambos padres tienen sobrepeso u obesidad. Los genes pueden afectar la cantidad de grasa que una persona acumula en el cuerpo y la parte del cuerpo donde se acumula la grasa adicional.

Raza u origen étnico

Algunos grupos que incluyen minorías raciales y étnicas son más propensos a tener obesidad. Las tasas de obesidad en los adultos en los Estados Unidos son más altas entre los afroamericanos, seguidos por los hispanos/latinos y luego los caucásicos. Esas tasas aplican a hombres y mujeres.4 Aunque los hombres y mujeres asiáticoamericanos tienen las tasas más bajas de obesidad,4 aún así pueden estar en riesgo de contraer enfermedades asociadas con la obesidad si acumulan mucha grasa no saludable en el abdomen, incluso cuando su índice de masa corporal (IMC) es más bajo.5

Edad

Muchas personas aumentan de peso a medida que envejecen. Los adultos que tienen un IMC normal a menudo comienzan a aumentar de peso durante la edad adulta temprana y continúan aumentando de peso hasta que tienen entre 60 y 65 años de edad. Además, los niños que tienen obesidad son más propensos a tener obesidad cuando se vuelven adultos.

Sexo

En los Estados Unidos, la obesidad es más común en las mujeres negras o hispanas que en los hombres negros o hispanos.4 El sexo de una persona también puede afectar el lugar del cuerpo donde se acumula la grasa. Las mujeres tienden a acumular grasa en las caderas y glúteos. Los hombres generalmente acumulan grasa en el abdomen o estómago. El exceso de grasa, especialmente si está alrededor del abdomen, puede poner a las personas en riesgo de sufrir problemas de salud incluso si tienen un peso normal.

Hábitos de alimentación y de actividad física

Los hábitos de alimentación y de actividad física de una persona pueden aumentar la probabilidad de que tenga sobrepeso y obesidad si:

  • consume muchos alimentos y bebidas con alto contenido de calorías, azúcar y grasa
  • toma muchas bebidas con alto contenido de azúcares añadidos
  • pasa mucho tiempo sentada o acostada y la cantidad de actividad física que hace es limitada

Lugar donde una persona vive, trabaja, se recrea y practica su religión

El lugar donde una persona vive, trabaja, se recrea y practica su religión puede afectar sus hábitos de alimentación y de actividad física, y el acceso a alimentos saludables y a lugares donde puede hacer actividad física.

Por ejemplo, vivir en un área que tiene una gran cantidad de supermercados puede aumentar el acceso a alimentos de mejor calidad y con menos calorías. Vivir en un vecindario con muchos espacios verdes y áreas para hacer actividad física de manera segura puede alentar a una persona a ser más activa físicamente.

El lugar donde trabaja y practica su religión también puede hacer que a la persona le resulte más fácil comer alimentos poco saludables y con muchas calorías. Es posible que las máquinas expendedoras, las cafeterías o eventos especiales en su lugar de trabajo o el lugar donde practica su religión no ofrezcan opciones saludables y con menos calorías. Siempre que sea posible, se deben elegir las opciones más saludables y limitar las golosinas y dulces a una pequeña tajada de pastel o torta.

Hábitos familiares y culturales

Los hábitos de alimentación y de estilo de vida de la familia pueden afectar el peso y la salud. Algunas familias pueden consumir alimentos y bebidas con alto contenido de grasa, sal y azúcares añadidos o comer grandes cantidades de alimentos no saludables en las reuniones familiares. Algunas familias también pueden pasar inactivas por mucho tiempo viendo televisión, en la computadora o usando un dispositivo móvil en lugar de hacer alguna actividad física.

La cultura social, étnica o del grupo religioso también puede afectar el peso y la salud debido a los hábitos compartidos de alimentación y de estilo de vida. En algunas culturas se consumen alimentos y bebidas con alto contenido de grasa, sal y azúcares añadidos. Algunos métodos comunes de preparación de alimentos, como freírlos, pueden resultar en el consumo de muchas calorías. Con el tiempo, el consumo regular de alimentos con muchas calorías, grasa y azúcar puede ocasionar un aumento de peso.

No dormir suficiente

Las personas que no duermen suficiente pueden consumir más calorías y comer más bocadillos.6 Los expertos recomiendan que los adultos entre 18 y 64 años duerman de 7 a 9 horas al día, y los mayores de 65 duerman de 7 a 8 horas al día.7





Otros factores

Otros factores que pueden ocasionar un aumento de peso incluyen:

¿Qué hace que sea difícil para algunas personas perder peso?

Muchos factores pueden hacer que sea difícil perder peso, incluyendo:

  • los genes
  • qué y cuánto come una persona
  • no hacer actividad física con regularidad o ser inactivo
  • tomar ciertos medicamentos
  • tener ciertas afecciones médicas
  • dificultad para manejar el estrés 

 

Ejercicios y rutinas de entrenamiento


Condición física aeróbica

La actividad aeróbica, también conocida como actividad cardiovascular o de resistencia, es la piedra angular de la mayoría de los programas de entrenamiento físico. La actividad aeróbica o el ejercicio aceleran y profundizan la respiración, lo que maximiza la cantidad de oxígeno en la sangre. El corazón late más rápido; esto aumenta el flujo sanguíneo a los músculos y de vuelta a los pulmones.

Cuanto mejor sea tu condición aeróbica, con más eficiencia tu corazón, tus pulmones y tus vasos sanguíneos transportarán oxígeno por todo tu cuerpo, y más fácil será realizar tareas físicas de rutina y enfrentarse a desafíos inesperados, como correr hasta el auto bajo una lluvia torrencial.

La actividad aeróbica incluye cualquier actividad física que utilice grupos de músculos grandes y que aumente tu frecuencia cardíaca. Prueba caminar, trotar, andar en bicicleta, nadar, bailar, hacer ejercicios aeróbicos acuáticos, incluso rastrillar hojas, palear la nieve y pasar la aspiradora.



Entrenamiento de fuerza muscular

El estado físico muscular es otro componente clave de un programa de entrenamiento físico. El fortalecimiento muscular puede ayudarte a aumentar la fuerza ósea y el estado físico muscular, así como a controlar o bajar de peso. También puede mejorar tu capacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Intenta incorporar ejercicios de fortalecimiento muscular de los grupos musculares principales en una rutina de ejercicios al menos dos veces por semana.




Ejercicios que trabajan la zona media

Los músculos del abdomen, la espalda lumbar y la pelvis, que se conocen como los «músculos del tronco», ayudan a proteger la espalda y conectan los movimientos de las partes inferior y superior del cuerpo. La fuerza de la zona media es fundamental en un programa de entrenamiento integral.

Los ejercicios de la zona media ayudan a entrenar los músculos para reforzar la columna vertebral y te permiten utilizar los músculos de las partes inferior y superior del cuerpo con mayor eficiencia. ¿Qué se considera ejercicio de la zona media? Un ejercicio de la zona media es cualquier ejercicio en el que se utilice el tronco sin apoyo, como los puentes, las planchas, los abdominales y los ejercicios con balón suizo.